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La noticia corrió como la pólvora. El acontecimiento era asombroso. El Dr. Pluricel lo había conseguido: había logrado reunirse con el General Clorofilo  y habían pactado una tregua. Los equipos de televisión no tardaron en acudir en su busca.
-“Doctor, de Canal Ameba. ¿Cómo ha logrado usted semejante proeza?”
-“Después de años de estudio y observación con el microscopio, he llegado a la conclusión de que no somos tan diferentes. Ambos somos pluricelulares y tenemos núcleo, membrana y citoplasma. Esto tiene que acabar ya. ¿Qué más da  tener 678.123.980 células que 456.765.149? Además, deberíamos tomarlos como ejemplo. Se fabrican su propio alimento.”
-“Doctor, ya pasamos por algo parecido con los organismos unicelulares. Sólo usted consiguió que los aceptaran, a pesar de ser más simples”.
El Doctor Pluricel recordó lo duro que había sido que la sociedad animal reconociera los derechos de las Bacterias y los Protozoos. Había demasiados prejuicios y se creían con más derecho sólo por ser organismos complejos.
-“Sí. El primer año fue el peor. El cuarto y el quinto ya parecía que la lucha estaba acabada, pero el noveno fue definitivo, gracias sobre todo a la participación  del XX Batallón, dirigido por Guillermo El Guerrero”.
-“Doctor, de Radio Microbio. ¿Cuáles serán los pasos a seguir a partir de ahora?”
-Tendremos que volver a reunirnos y establecer las nuevas normas de esta sociedad en la que todos los organismos y seres, tanto animados como inanimados, tenemos cabida.”
-“Esto ha sido todo desde el Centro de Mediación de Ladera Alta. Despedimos la conexión de nuestros servicios centrales. Les deseamos buenas tardes a todos nuestros radioyentes.”

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